miércoles, 29 de marzo de 2017

Queen of Katwe: liberarse de las estadísticas



@Joaquin_Pereira

Busqué la película Queen of Katwe(2016) para intentar conseguir una respuesta a una inquietud que confieso me angustiaba: ¿Es una utopía creer en la posibilidad de la superación personal si las circunstancias de vida son adversas?

Hace un tiempo escuché al periodista Ramón Pasquier -QEPD- afirmar en su programa de radio que las promesas de los sistemas democráticos eran falsas. No creía en la posibilidad de desarrollo pleno de una persona que haya nacido en la pobreza. Esa opinión me molestó sobremanera y en su momento no supe por qué.

Ahora creo tener la respuesta. Yo mismo soy un ejemplo de que las estadísticas no son camisas de fuerza: hijo de inmigrantes portugueses y sin figura paterna desde el nacimiento logré graduarme como ingeniero en computación en la Universidad Simón Bolívar y como periodista en el Universidad Central de Venezuela; desarrollo una carrera como escritor y fotógrafo. 

Hace unos días un muy buen amigo y “jibaro” intelectual de cabecera me envió una cita del autor Vicente Verdú. En su libro El estilo del mundo afirma: 

“La posmodernidad, propia de la extensión de la democracia y su cultura de masas, llega acompañada de un descenso de nivel, una tendencia a la puerilización y un gusto creciente por lo más simple… La cultura moderna era compleja y elitista, pero la cultura posmoderna es inmediata y vulgar. La meditación, la filosofía fueron europeas, pero el entretenimiento, el cine, la televisión, son típicamente norteamericanos”.

Puedo compartir con Verdú su visión con respecto a las masas, creo que la sociedad llega a ser un rebaño fácilmente manipulable. Pero en todo grupo humano hay  individuos que se niegan a ser etiquetados por su apellido, lugar de nacimiento, género, edad, raza… 
  
Viendo la cinta del director Mira Nair, sobre la historia verídica de una joven de Uganda que llega superar la pobreza al destacarse como jugadora de ajedrez, recuperé la esperanza en la posibilidad de superación personal del ser humano.

En la película se mencionan varias ideas que comparto plenamente por haberlas experimentado tanto en mi vida personal como en la de mis alumnos del taller de escritura: Perteneces donde crees que perteneces; todos sufrimos pérdidas; perder te enseña a jugar mejor; sólo hay que ubicar las piezas nuevamente y jugar otra vez.

Las estadísticas pueden señalar tendencias de grupos pero nunca podrán marcar a quienes se proponen seguir sus sueños.

viernes, 24 de marzo de 2017

Papa - Hemingway in Cuba: unidos por las letras



@Joaquin_Pereira

El tiempo y el espacio son conceptos relativos. Podemos estar tan distantes de la persona con la que dormimos y tan cerca de alguien aparentemente lejano por medio de un mensaje de texto. Eso lo vivió el periodista Ed Myers con su admirado escritor Ernest Hemingway y se muestra en la cinta Papa - Hemingway in Cuba(2015) del director Bob Yari. 

La cinta fue la primera película americana filmada en Cuba en 50 años y muestra como un sueño compartido, en este caso la escritura, puede unir a dos personas tan estrechamente o más que el amor de pareja. No hay palabra para definir este tipo de relación pues va más allá de la amistad o la atracción.

Ed Myers en un momento de la historia le grita a Hemingway “Te amo” y todos entendemos que no se trata de una atracción sexual. Aunque lo hace para que el escritor no se suicide, la expresión de afecto es sincera y se convierte en una confesión. Myers afirmaría que fue gracias a Hemingway como pudo superar su etapa en un orfanato y recorrer el camino que lo convirtió en periodista y escritor.

A veces nuestras parejas no entienden lo trascendente que es para nosotros estar cerca de las personas que nos impulsan a alcanzar nuestros sueños. Muchos terminan asfixiando la relación al intentar controlar cada aspecto de la vida de su amado. 

He aprendido que las personas son como las tormentas, maravillosas pero incontrolables. Si intentas cambiarlas o controlarlas terminarás naufragando. Si las dejas ser, disfrutarás de toda su magnificencia y hasta podrás refrescarte de su brisa. 

Uno de los amigos de Hemingway le dice a Myers algo que como escritor comparto. Dentro de cien años habrá lectores que disfruten de nuestra obra y se inspiren con ella; nuestras pequeñas molestas personales –país, familia, pareja- ya nadie las recordará.

Hemingway le enseñó a Myers no sólo gramática o puntuación con sus textos. Le dio el valor a correr riesgos. ¿Hasta qué punto no nos convertimos en nuestros peores enemigos por coartar las acciones que nos llevarían a alcanzar nuestros mayores sueños? 

Aprendamos de Papa -como le decían al escritor en Cuba-, el amor por la escritura, el desprecio por la tonta fama y el valor de la amistad.



jueves, 23 de marzo de 2017

Beauty and the Beast: ¿WTF?






@Joaquin_Pereira

No me gustó para nada la nueva versión del clásico Beauty and the Beast de Disney dirigida por Bill Condon. Me pareció cutre y chaborra. Me hizo recordar la inauguración del Mundial de Fútbol Brasil 2014, parecía una obra de teatro de colegio mal montada. 

Comenzando por el vestuario. No sólo es que fuera cursi, que ya la historia de por sí lo es, sino que además utilizaron telas y florituras aburridas. Parecían disfraces de carnaval barato.

Todos amamos a la Hermione Granger interpretada por Emma Watson en la saga Harry Potter y esperábamos verla interpretar un gran papel en esta ocasión pero cualquier esfuerzo de su parte se vio eclipsado ante una producción tan mala. 

Sí, sé que unos ejecutivos sentados en una oficina con aire acondicionado sacaron cuentas y eligieron a Watson para el papel por su conexión con el público meta pero me pregunto ¿Watson es bella o más bien dulce? ¿Su cabello es reluciente o más bien apagado?¿Qué parámetros usan los directores de casting para escoger a los actores?

Aunque se trate de una historia de ficción los espectadores suplicamos siempre verosimilitud y fluidez en las transiciones de la historia. Me pereció la cinta un gran borrador o ensayo general de lo que luego debió hacerse con más tino.

Pocas veces he sentido la necesidad de salir de una sala de cine a la mitad de la película. Me pasó en dos ocasiones: en una de Jackie Chan y en otra de Keanu Reeves. En esta ocasión no me salí pero estuve todo el tiempo ojeando el celular o tratando de dormir un poco.

Muchos han criticado la utilización de gestos homosexuales entre la contrafigura del filme y su amigo. Aunque no comparto la homofobia de algunos espectadores, reconozco que lo que pudo ser una buena idea se transformó en una burla barata. 

Definitivamente me quedo con el Bill Condon que dirigió Chicago, Kinsey y Dreamgirls. Creo que su paso por las dos últimas entregas de La saga The Twilight: Breaking Dawn, lo idiotizaron. Beauty and the Beast es la prueba más patética. 

Rescato de la historia
Si obviamos la tozuda decisión de Disney de calcar lo que ya se hizo en la versión animada pero con actores, debemos rescatar por lo menos lo maravilloso de la historia clásica. 

El poder que tiene la literatura de hacer volar la imaginación de una joven en un pueblo aburrido, la capacidad que tienen los libros de unir a dos seres aparentemente tan opuestos, es el mensaje central de la obra.

Obsesionarse en montar coreografías burlescas en vez de sacarle más punta al poder de la lectura creo que fue el principal error de esta versión. Espero que otro director la recree sin el corsé “sobreazucarado” de Disney.






miércoles, 22 de marzo de 2017

Kong: el “whatsapp” de la naturaleza llamándonos a regresar


@Joaquin_Pereira


¿Desde cuándo no nos sentamos al pie de un árbol y posamos nuestros pies descalzos en la tierra? ¿Por qué el hombre y su tecnología se han alejado tanto de la naturaleza hasta pensar que no forma parte de ella?

Es allí donde personajes como King Kong reviven periódicamente en la gran pantalla como forma de catarsis colectiva ante nuestra desconexión esencial. 

La más reciente versión, Kong: Skull Island (2017) del director Jordan Vogt-Roberts, nos muestra nuestro deseo de libertad y fuerza encarnado en un simio gigantesco que derriba helicópteros como si de libélulas se tratara, pero que es capaz de tratar con sutileza a una joven por la que siente amor.

Amor, libertad y fuerza, tres características de la naturaleza que nuestra sociedad nos hace perder en ruedas de hámster. Nacemos como simios imponentes y nos convierten en pequeños roedores asustados. 

  
Ya entiendo por qué ha aumentado las alergias entre la población. Nos hemos alejado tanto de nuestra fuente creando muros asépticos que en el proceso nos hemos debilitado. 

Pensar que un simio gigante puede venir a nuestra ciudad y destruir edificios como si de castillos de cartas se tratara nos libera en cierta forma de nuestras cárceles mentales que le dan demasiada importancia a las oficinas, a los bancos, a los ascensores… 

Tierra, árboles, ríos, mar, lluvia… démonos un paseo por la naturaleza así sea en la pequeña maceta con el cactus que nos acompaña en nuestro escritorio. 

Rescatemos poco a poco nuestro poder. Y un día sin mucho esfuerzo daremos golpes en nuestro pecho y mostraremos los dientes a los que pretenden convertirnos en quienes no somos. Gracias Kong, vuelve cuando quieras, vuelve siempre, a devolvernos la sonrisa, la verdadera, la que muestra nuestros incisivos.  


jueves, 16 de marzo de 2017

Neruda: Una palabra tuya bastará para existir



@Joaquin_Pereira


“Di mi nombre, Di mi nombre,…” se repite el personaje del policía interpretado por Gael García Bernal en Neruda(2016) dirigida por Pablo Larraín y escrita por Guillermo Calderón. Le pide al poeta que lo haga un personaje importante en la trama de la historia. Es un llamado angustioso pues supone la muerte si el objeto de nuestro deseo no nos presta atención.

¿Cuántas veces repetimos con el poeta eso de “puedo escribir los versos más tristes esta noche” cada vez que esa persona especial no nos hace una llamada o no nos envía ningún mensaje? ¿Quién termina escribiendo la trama de nuestra vida? ¿A quién le sedemos nuestro poder?

Sentirnos bien cuando el ser que amamos nos presta atención debe verse sólo como un viento refrescante pero debemos comprender que nuestro combustible debe ser más bien algo personal. Para mantenernos a flote más vale que le demos valor a nuestro propio nombre sin esperar por nadie. Debemos hacernos escritores y protagonistas de nuestra vida, dejar de ser actores secundarios de las tramas de otros. 

Copia creativa

Una estrategia muy útil para los escritores u otro tipo de creadores es la copia creativa, que aclaro no es plagio. Es observar una característica original usada por un autor en su obra y guardarla en nuestra caja de herramientas para usarla en algún momento o para inspirarnos y crear herramientas similares. 

En la cinta Neruda observé una que me llamó la atención y que guardé en mi personal caja de herramientas: mostrar los diálogos de los personajes desarrollándose en varios escenarios durante una misma conversación como si de un sueño se tratara. 

Este es el tipo de cosas que me hacen expresar la pregunta “¿Eso se puede hacer? ¡Qué cool!”. Me siento como un niño al que se le regala un nuevo tono para su caja de colores; le saco punta y no espero que amanezca para levantarme de la cama inspirado en usarlo en alguna nueva creación.

Sí, las películas sirven para entretenernos o para reflexionar en algún aspecto de nuestra vida, pero también para que como creadores desmontemos las piezas de la obra y usando ingeniería inversa descubrir las claves de su estructura para aplicarlas en nuestros próximos proyectos.

miércoles, 15 de marzo de 2017

The girl on the train: Rescatar nuestro valor



@Joaquin_Pereira

¿Cuántas veces le damos más importancia a lo que los demás opinan de nosotros por sobre nuestra autoconfianza?  Esto fue lo que me pregunté al ver la cinta The girl on the train (2016) del director Tate Taylor basada en la novela del mismo nombre de Paula Hawkins. 
Sé que hay un miedo atávico a que nos saquen de la manada, pero ya es tiempo de aceptar nuestra evolución y decirle a nuestro cerebro réptil que ya lo dinosaurios se extinguieron y que podemos defendernos de quienes pretenden empequeñecernos.
Es terrible sentir el acoso por ejemplo en nuestro sitio de trabajo. Hace años cuando trabajé en una agencia de noticias presencié la presión psicológica que los jefes le hicieron a una compañera por razones políticas; como no podían despedirla le quitaron todas las asignaciones y la obligaban a estar 8 horas sentada en su escritorio sin hacer nada.
Pero si ser violentado en nuestro lugar de trabajo es agotador, sufrir de violencia doméstica puede acercarnos a la locura. Que tus padres o tu pareja te insulten y te manipulen por un techo o un plato de comida es lo más miserable que puede vivirse.
El error de la protagonista fue caer en el alcoholismo. Nuestro error también puede ser sucumbir a la desesperación y generar acciones que tus enemigos utilicen en tu contra. Debemos armarnos de valor, sostenernos de una fe a un ser trascendente o mejor aún a quien seremos en un futuro, para darnos un baño de agua fría, tomarnos un café caliente sin azúcar, botar las botellas de licor y los cigarros,  sostenernos sobre nuestros propios pies y levantar la mirada ante quienes pretenden destruirnos.
Lo más irónico es que si sacamos cuentas, esos que acomodados en sus poltronas, tomando whisky o vino, se llenan la boca hablando mal de ti, no te llegan a los talones y guardan en sus closets más de un cadáver putrefacto. 
Sí, debemos convertirnos en nuestro mejor amigo, en nuestro abogado defensor y no permitir que nos condenen sin siquiera darnos la oportunidad de un juicio justo. Basta de deambular en los trenes de la autodestrucción. Bajémonos en el próximo andén y retomemos nuestra vida. 

martes, 14 de marzo de 2017

A Monster Calls: aprendiendo a soltar



@Joaquin_Pereira

Nací bajo el sigo de Tauro y sí, confieso que me cuesta mucho soltar. Todo eso de que la vida es cambio y hay que aprender a desapegarse para mí es como escuchar el chino mandarín, puro sonido incomprensible. Por eso ver la película A Monster Calls(2016) me movió tanto, sobre todo al haber atravesado un periodo de dos años de continuas y radicales transformaciones. 
¿Cómo soltar lo que amas? ¿Cómo dejar ir lo que tanto deseas?
Lo primero que he aprendido es que no hay que forzar nada. Eso de romper con todo e irse deja más cicatrices que sensación de libertad. Por eso recomiendo iniciar por lo siguiente: hacer un inventario de todas aquellas relaciones toxicas o cadáveres en el closet que también mantenemos para empezar a aflojar los dedos y ganar confianza para los desapegos más dolorosos, decirle adiós a quien amamos. 
Hay relaciones que mantenemos porque creemos que debemos hacerlo, aunque no nos nutran y nos causen daño. Hablo por ejemplo de aquellos familiares que nos regalan cada dos años un par de medias pero semanalmente nos están machacando, criticando o insultando: Fin, para fuera, para el carajo, basta. Suelta esas estúpidas medias, cierra algunas puertas y ganarás la paz de saber que no volverán a herirte.
Cuando tu espacio de relaciones esté libre de malas yerbas ya podrás en paz dejar ir desde el amor a quienes amas. Verás a la muerte como un regalo que libera almas de cárceles y no como un castigo. 
¿Por qué nos empeñamos en estirar la vida de una persona cuya alma ha decidido partir? ¿Por qué somos tan egoístas? O, ¿acaso lo que no queremos enfrentar es que la muerte de los otros nos recuerda que también nosotros moriremos y nos aterra saber que no estamos haciendo lo que nos hace sentir vivos?
Soltar, sí, desapegarse, sí, pero desde el amor, no desde la banalización de una sociedad del desecho que convierte a las relaciones en comida rápida. Decir hasta luego, más que decir adiós. 

Las historias son criaturas salvajes

Además de tratar el tema de la muerte, A Monster Calls nos muestra el poder que tienen las historias de ficción para hacer más respirable un vida que ha momentos se hace sofocante. No se trata de evadir la realidad, es más bien enfrentarla desde un espacio de creación que nos permite hallar la comprensión que requerimos para manejar el caos.
Por mi taller han pasado muchos participantes que llegan preocupados por mostrar su obra y lograr publicar. Cuando pasan un tiempo jugando con la experiencia que les propongo entienden que escribir puede transformarse en un compromiso de iluminación con sus lectores. Se dejan a un lado los pequeños deseos del ego para entusiasmarse ante la maravilla de la creación de universos. 
Hacer que un monstruo llegue a las 12:07 de la noche a contarte una historia es más sanador que cualquier avance del noticiero por mucho que aparentemente lo primero sea ficción y lo último realidad. 











domingo, 12 de marzo de 2017

Ya no me siento a gusto en este mundo: Gracias Netflix



@Joaquin_Pereira

Cuando estaba buscando la frase perfecta que resumiera mi sentimiento con Venezuela viene Netflix y estrena en febrero de este año Ya no me siento a gusto en este mundo del director Macon Blair, quien ganó con esta cinta el gran premio del jurado en el festival de cine de Sundance 2017.
Sí, me sentí identificado de múltiples formas con la protagonista de esta historia: ir por la vida tropezándose con gilipollas es de verdad extenuante, y si el primero que uno tiene que calarse es al presidente de tu país la situación coge niveles de delirio.  
Al igual que la protagonista un día –hace años- llegué al apartamento que compartía con varias personas y encontré las puertas abiertas y mi laptop, dinero y otras pertenencias –cafetera incluida- desaparecidos. Me sentí como ella violado y con una angustia que sólo pude resolver mudándome. Con el tiempo supe que el artífice del asalto fue uno de los compañeros de piso.
También he vivido como ella innumerables veces cómo las personas se colean en el automercado o dejan caer algo sin preocuparse por recogerlo. Son pequeñas molestias que con el tiempo te saturan, viene alguien y lo vuelve a hacer y por fin quieres estallar en un día de furia contra todos.
Un diálogo memorable de la cinta es el que tiene la protagonista con una amiga y en el que confiesa saberse insignificante: la muerte de su abuela sólo le importa a ella y cuando ella muera ya nadie la recordará. Así de simple y terrible termina siendo la vida. 
¿Dónde está esa persona medio loca –como la interpretada por Elijah Wood- que nos haga valorar nuevamente la vida y nos apoye en la cruzada quijotesca de enmendar entuertos y romperle la crisma a uno que otro idiota? ¿Necesitamos de alguien así o podemos hacerlo solos por nuestra cuenta?
En un mundo donde aparentemente ya todo está hecho y parecemos pollos en una cinta transportadora dentro de una manufactura de comida rápida, ¿cómo rescatar nuestra individualidad y trascendencia?
La cinta no responde a las preguntas más intensas que generó en mí. Me hizo reír en varias ocasiones y eso ya ayuda mucho. Sí Netflix, gracias por solidarizarte: Ya no me siento a gusto en este mundo pero ya no busco estarlo, dejar de querer encajar ya es bastante liberador. 

sábado, 11 de marzo de 2017

Desde allá: nos aterra que nos salven



@Joaquin_Pereira

Desde que vi la cinta Desde Allá(2015) -opera prima del venezolano Lorenzo Vigas-, me quedé con la inquietud de que algo se me había pasado por alto. No entendía la reacción que tuvo el protagonista al final. Ahora pasado un tiempo y viéndola nuevamente ya lo entiendo: Armando no le perdona a Elder el haberlo salvado de su infierno personal.  

Algún despistado pensará que Armando reacciona ante el crimen que cometió Elder, pero en realidad lo que lo hace delatarlo no es la culpa ni algún afecto por su padre.  Lo que no soporta es que su dinámica de vida se haya trastocado: ya no podrá perseguir a su padre por “eso que le hizo en la infancia”; ya no podrá satisfacerse sexualmente como lo había hecho hasta ahora, “desde allá”, sin tocarse.

Nos acostumbramos a nuestros infiernos, a ser las víctimas, a justificar nuestras perversiones. Si alguien viene y nos ordena la casa de otra manera nos desesperamos. Odiamos que nos curen nuestras fobias, nos angustia que nos metan obligados en el ascensor, no perdonamos que nos salven. 

¿Cuántas veces nos involucramos en relaciones sólo de manera superficial, arguyendo una supuesta madurez o visión pragmática del sexo, cuando en realidad lo que tememos es mostrarnos tal cual somos, vulnerables?

Sí, relacionarse es cambiarse mutuamente. Es como leer un libro o ver una película, no somos los mismos luego de la experiencia. ¿Y es que hay algo malo en cambiar nuestras sofocantes certezas para darle cabida al amor?

Las formas valen oro

Muchas veces no es la historia en sí sino la forma de mostrarla lo que hace de una película una obra de arte. Esto sucede con Desde Allá, que la llevó a alzarse con el León de Oro de la 79 edición del Festival de Cine de Venecia.

El uso del desenfoque; la cámara en mano que permite integrar la naturalidad de la vida citadina en la ficción de la película; el cuidado en los detalles como por ejemplo en la forma tan poco fluida en que se besan los protagonistas; el uso del silencio para obligar al espectador a acercarse a las escenas;… son algunas de las decisiones tomadas por Vigas para conformar un universo creíble y expectante. 

Cuando los personajes están bien conformados y el director conoce muy bien sus historias, una frase o un gesto bastan para mostrar toda la pulsión interna que bulle en su interior: “Lo olvidaste”, le dice Armando a su hermana luego de romper algunos frascos, refiriéndose a algo que hizo su padre cuando eran niños. Dos palabras y un gesto bastan para poner en alerta al espectador del drama que sacude a los personajes.

Vigas logra hacernos voyeuristas del drama expuesto en la película al convertirnos en testigos no omniscientes. Es el espectador el que termina conformando la historia con su propia visión del mundo y sus prejuicios. Definitivamente he quedado con ganas de ver nuevas producciones de este director.  


Jackie: administrando la mentira




@Joaquin_Pereira

¿Hasta qué punto la bala que mató a JFK terminó liberando a Jackie Kennedy? Eso fue lo que me pregunté al ver la cinta de Pablo Larraín, protagonizada por Natalie Portman, titulada precisamente Jackie(2016). 
A veces necesitamos de un hecho devastador para que se deshaga de todo lo que no vibra con nosotros y que por miedo a soltar nos aferramos. 
Hace un tiempo un familiar me dijo sobre un conocido común que se había hecho experto en “administrar la mentira”, es decir, tenía una serie de máscaras que iba usando durante el día e iba cambiando con cada persona que se topaba. 
A mí casi se me baja la tensión cuando escuche eso. Imaginé lo terrible que debería ser para esa persona llegar a su casa, tomar una ducha y acostarse sin saber quién era en realidad.  
Ver a Jackie Kennedy recorrer sola la casa Blanca, cambiándose los trajes, despidiéndose de quién era hasta entonces me conmovió. ¿Hasta qué punto nos identificamos con nuestros roles y estatus social? Somos mucho más de lo que creemos ser.
Tenemos una serie de excusas para justificar que nuestra vida no funciona y no reconocemos que mucho de esto se debe al estilo de vida que nos niega pero que ante la galería nos hace aceptables socialmente. 
Tenemos un carro, una casa, un título, una corbata,… nos rodeamos de cosas como si de un lago de cocodrilos se tratara para que no osen entrar en nuestro castillo. Para que nos miren de lejos y así evitar que vean quienes somos realmente.
Algunas veces será una bala, otras será una enfermedad pero otras será el amor el que batalle con nuestros dragones y venza nuestros muros. Ese día estaremos desnudos, asustados pero gratificantemente vivos. 
No esperemos que un hecho externo nos sacuda para reencontrarnos. Podemos poco a poco aflojar el nudo de nuestra corbata para respirar mejor, subirnos al ascensor hacia el próximo nivel, mostrar nuestros talentos,…  Podemos soltar las máscaras y mostrarnos tal cual somos. Algunas personas se nos caerán, está bien, es síntoma de que vamos por buen camino.
La vida no es un ensayo de una obra de teatro. La vida se hizo para comer aquí y ahora, no para llevar.

viernes, 10 de marzo de 2017

Manchester by the Sea: lo peor de la muerte es que la vida continúa



@Joaquin_Pereira

Cuando la muerte toca a nuestra puerta, se mete en nuestra sala y la desordena salimos al mundo como si nos hubieran quitado un velo. Vemos a los demás enfrascados en pequeños conflictos sin importancia y nosotros llevamos un vacío en el pecho como un grial que quisiéramos compartir y no es aceptado.
En Manchester by the Sea (2016) su protagonista Lee conserva ese grial, ya no soporta establecer conversaciones intrascendentes sobre deporte o noticias. Es el más cuerdo de todos, pero como todos los demás siguen dormidos no lo toleran, no soportan ver sus propios temores en su rostro como aviso de que tarde o temprano la muerte también tocará sus puertas.
Cuando supe de la muerte de tía Elisa por unos compañeros de liceo corrí a casa a ver a mi madre y la encontré trabajando en su máquina de coser como si no hubiera ocurrido nada. Años después entendí que lo hacía para no colapsar. Esa noche soñé con mi tía y me dijo que le dijera a su hermana que estaba bien;  me angustió que hablaba en portugués y casi no la entendía.
Cuando mi padre murió y me avisaron por Whatsapp las personas que estaban a mí alrededor estaban obsesionadas por problemas domésticos. No podía entender que siguieran  siendo idiotas viendo mi dolor. Luego entendí que yo no formaba parte de sus vidas o que también estaban huyendo de la muerte.
Varias veces me ha tocado tener en mi pecho a un gato en sus últimos momentos. Ver como se aferran a la vida hasta el último suspiro. Cuando se van me dejan tan vacío y sin ningunas ganas de buscar nuevos muebles. 
En una ocasión me avisaron por teléfono que un amigo había fallecido. No lo soporté más: me fui a una juguetería y me compré un rompecabezas tridimensional. Me obligué a romper con el ritual de dolor. Me prometí averiguar cómo coño contactar con los seres que se van porque eso de ir enterrando gente y esconder la cabeza como avestruces ya no era para mí.
Sí, lo peor de la muerte es que la vida continúa. Cada vez más entiendo a esa secta de la serie The Leftovers que se vestían de blanco, dejaban de hablar y fumaban: no soportaban volver a la rueda de hámster de la vida. Una vez que la muerte nos despierta algunos no queremos volver a dormir. 




jueves, 9 de marzo de 2017

Lion: La geografía es el peor asesino




Por @Joaquin_Pereira

Las coordenadas de donde naces son una fiera escondida esperando el momento preciso para darte un zarpazo. ¿Es lo mismo nacer en Caracas, Barcelona, París o Khandwa como es el caso de Saroo Brierley, protagonista de la película Lion(2016)?
Pero ojo, no sólo es castrante nacer en un pueblo perdido de India donde las castas son férreas y marcan tu destino hasta tu muerte. Nacer con todas las comodidades también pueden afectarte negativamente al hacerte estúpido y falto de creatividad, además de obligarte a seguir los parámetros de tu familia so pena de convertirte en paria.
Siempre había pensado que lo que me hacía valioso lo haría en cualquier lugar, sea Nueva York, Madrid o El Hatillo en Caracas. Pero al ver la película del director Garth Davis he reflexionado en todo lo que afecta vivir en la Venezuela chavista, con los índices de criminalidad e inflación más altos del planeta.
He visto morir asesinados a compañeros de trabajo para robarles el carro. He visto como algunos emigran dejando atrás mascotas abandonadas a su suerte y relaciones rotas. He visto como familias se fragmentan con la excusa de sobrevivir.
Recuerdo vívidamente un instante de mi infancia cuando caminaba hacia la casa de “mi familia”, tuve una revelación: Yo no soy de este sitio. Fue como un relámpago, como la revelación de su futuro que tuvo la madre adoptiva de Saroo –interpretada por Nicole Kidman- y que le permitió sobrevivir a un padre alcohólico.
Ese relámpago que viví ese día marcó mi destino al hacerme un estudioso compulsivo. Obtuve siempre las mejores notas, siempre he tenido maravillosas oportunidades profesionales y premios. He logrado crear un taller de escritura que libera de las cadenas de la geografía a mis alumnos. 
Según la película más de 80.000 niños se pierden en India cada año. Yo me pregunto ¿cuántos millones de niños se pierden de una vida plena al identificarse con el sitio donde nacieron, al creer que el cielo es el techo de su pobre casa, al aceptar como cierto la mirada despectiva de quien se cree superior por haber nacido en coordenadas más favorecidas?
Sí, la geografía es el peor de los asesinos pero sólo si no somos conscientes de ello. Cuando percibimos sus colmillos podemos enfocarnos en salir de la trampa. A veces hay que soltar los lastres de apellidos y nacionalidades para poder volar hacia lo que somos realmente. 

miércoles, 8 de marzo de 2017

Moonlight: cuando la vida nos aumenta el volumen


Por @Joaquín Pereira

Para comenzar quiero dejar claro que Moonlight(2016) no es una película para estúpidos: trata de la homosexualidad así que los homofóbicos ya pueden irse a lanzar sus babas en la próxima parrilla con sus panas; todos sus actores son negros, así que si sólo te rodeas de blancos perfectos, de narices finas y admiras en secreto a Hitler ya puedes ir a limpiar tu capucha blanca y preparar los cerillos de tu próxima hoguera; la mayoría de los personajes o consumen droga o la venden, así que si tu burbuja social te ha separado del mundo real por mucho tiempo tu estómago no lo va a tolerar, ve a tomarte tu dosis de ansiolíticos; y para colmo la forma de narrar y finalizar la historia no es la que comúnmente consumen los aficionados de las películas de Jackie Chan, tendrás que usar un poco el cerebro. 
Ok. Luego de soltar el primer párrafo y respirar profundo, me sirvo un café, prendo una vela y me dispongo a exponer lo que me inspiró ver esta cinta dirigida por Barry Jenkins, basada en la obra In Moonlight Black Boys Look Blue de Tarell Alvin McCraney.
Aparte de mostrar el camino que transita un hombre para descubrir su homosexualidad y sobrevivir a ella en un mundo intolerante, la cinta me parece un buen ejemplo de lo que hace la vida en su infinita sabiduría para sanar nuestros miedos: nos aumenta el volumen de lo que tememos hasta que decimos basta y le rompemos una silla en la cabeza al desgraciado que insistió en hacer nuestra vida miserable.
El protagonista va aceptándose a si mismo como sugieren los títulos de los capítulos de la película: iniciamos aguantando apodos pero al final hacemos valer nuestro nombre. 
Cuando el volumen es tolerable evadimos la confrontación, corremos, nos ocultamos, aparentamos. Pero cuando el volumen aumenta, no tenemos energía para huir y no hay sitio donde esconderse lo único que nos queda es empoderarnos y mandar a la mierda a todos los que ejercen violencia sobre nosotros, es decir, poner sana restricción a nuestras relaciones.
Aunque el camino no es sencillo. No basta ir por allí rompiendo narices para que nos respeten. Debemos enfrentar esa voz que nos acosa en nuestro interior con el eco de lo que sufrimos cuando teníamos 7 años: el grito de nuestros padres.
¿Cómo sacarnos del alma la presión de quiénes arquetípicamente deberíamos respetar ciegamente y hasta imitar? La respuesta no es políticamente correcta pero allí va: matar a tus padres. Pero lo aclaro, no es que cometas un crimen que te lleve a vivir una vida de mierda en una cárcel, no, lo digo en sentido figurado. Matar a tus padres se traduce en entender que ya no tienes 7 años y que te puedes defender, tomar tus propias decisiones y elegir tu propio camino. Tus padres no pudieron darte lo que no tuvieron, hicieron lo mejor posible, punto. 
Si quieres ver Moonlight vas a tener que verla en streaming por Internet, en Netflix o quemadita en DVD, porque no creo que las salas de cine hagan lo mismo que hicieron con La La Land, poner varias funciones para llamar al rebaño a sus salas. Haber ganado el Oscar a mejor película, mejor guion adaptado y mejor actor de reparto para Mahershala Ali, no la hacen una cinta para tragar palomitas y me perdonan la ironía.