jueves, 30 de enero de 2014

Her: La caricia de un bit



Por @Joaquin_Pereira

¿Las distancias deben medirse en metros o en likes? ¿Estamos más cerca de nuestros vecinos que no conocemos o de nuestros amigos virtuales que viven a kilómetros de distancia y con los cuales chateamos por horas? ¿Somos ese extraño que no habla con nadie del vecindario o el que es popular en las redes sociales… o ambos a la vez?

La tecnología ha aumentado la distancia a la que tienen acceso nuestros sentidos y apenas estamos comenzando a tener conciencia de lo que esto significa. Las fronteras cada vez más están desapareciendo y gana terreno -virtual- un  nuevo territorio: FaceBook y una nueva economía: Bitcoin.

¿Y el amor?¿Cómo ha cambiado la forma en que se relacionan las personas la trepidante incursión de la tecnología en nuestras vidas? Este es el punto de partida de la cinta Her de Spike Jonze, protagonizada por el rebelde de Hollywood Joaquín Phoenix, y en la que también participan Scarlett Johansson – más bien su voz-, Rooney Mara –luego de bañarse y quitarse el personaje de Lisbeth Salander en The Girl with the Dragon Tattoo-, y Amy Adams –luego de despeinar a su Lois Lane de Man of Steel-.

Y la respuesta es como el laberinto que encuentra Samantha al final de la película dentro de su mundo virtual: ¿El Nirvana? ¿El verdadero cielo al que podremos aspirar alguna vez los humanos?

Si ahora nos sorprende cómo son las fiestas entre adolescentes. Todos apretujados en sofás pero concentrados en sus Iphones, la película Her nos muestra cómo será el futuro, ya no en varias décadas sino en pocos años dado lo exponencial del avance tecnológico: Una multitud de personas deambulando por las calles comunicándose únicamente con su sistema operativo hecho a la medida.

Actualmente vemos la gestación de “Samantha” cuando navegamos en Google y Amazon y luego vemos reflejados nuestros gustos en Facebook con publicidad hecha a la medida. O cuando escribirmos un correo en Gmail y éste nos sugiere las personas a quien enviarlo. ¿Hasta qué punto hacemos lo que verdaderamente deseamos y no lo que las campañas de marketing nos bombardean sutil y maquiavélicamente por medio de la conexión virtual?

Si las relaciones interraciales, entre personas que se llevan mucha edad, la homosexualidad y los amoríos múltiples aún hacen santiguarse a más de un puritano, Her nos confronta aún más al presentarnos la última frontera de las relaciones interpersonales: ¿somos nuestros cuerpos o el alma que se comunica a través de ellos? ¿Pueden amarse dos seres sin tocarse físicamente?

Y fue Joaquín Phoenix el encargado de soportar este cuasi monólogo sin que cayera nuestra atención por la trama, ayudado algunas veces por ese extraño bigote y lo retro-nerd de su vestimenta. 

Aunque fue olvidado en las nominaciones al Oscar 2014, quizá reciba un Oscar Virtual pues Her fue nominada a mejor película y él es la columna vertebral del film, tanto que estamos tentados en llamarla Him.  


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