domingo, 2 de febrero de 2014

Battle: Los Angeles, o cuando no se quiere pensar



Hay momentos en que uno quiere ver una película sólo para desconectarse de la realidad por al menos una hora, pero no está de humor para historias deprimentes, de terror, románticas o graciosas. Sólo lo que queremos es ver como todo estalla sin sentido y nada más. Para estas ocasiones funciona Battle: Los Angeles (2011) del director sudafricano Jonathan Liebesman.
Aunque la reseña que se hace de la película en Wikipedia aseguran que fue inspirada en un célebre caso Ovni ocurrido en la ciudad de Los Ángeles en EEUU entre el 24 y 25 de febrero de 1942, los amantes de la ufología no crean que se recrea ese caso. Que la palabra “inspirar” en este caso se queda un poco corta: unos extraterrestres atacan la ciudad y los militares tienen que salvarla, más nada.
Algunas veces pienso en que películas como éstas son pagadas por la CIA para expandir por el mundo la idea de que los militares norteamericanos no descansan hasta liberar sus territorios de quien ose invadirlos.
Dentro del cast encontramos a la actriz Michelle Rodríguez interpretando por milésima vez a una latina aguerrida de buen ver: bien por Michelle que cobró y llevó comida para su casa pero no creo que en esos papeles llegue a ganar algún Oscar.
El protagonista de esta cinta es Aaron Eckhart, y quizá por esta cinta le hayan dado el papel estelar en I,Frankestein - del director Stuart Beattie- que promete inyectarle esteroides al clásico de Mary Shelly.
Después de ver cómo estallan carros, edificios, autopistas… en el fuego cruzado entre los comprometidos militares norteamericanos y unos alienígenas malandros que no explican por qué les gusta devastar mundos, llega la única escena memorable de la película:
Los militares sobrevinientes llegan a su comando central donde se les ofrece algo de comer y se les invita a descansar luego de su heroica labor, pero en vez de darse una ducha y llamar a sus familiares deciden como Rambo que luego de comer un sándwich saldrían a patear traseros alienígenas y liberar de una vez por todas su nación. Dios salve América y a las películas que nos permiten desconectarnos y no pensar.