domingo, 25 de mayo de 2014

Bestias del sur salvaje: Cuando la imaginación florece en un charco




Por @Joaquin_Pereira

Beasts of the Southern Wild  - Bestias del Sur Salvaje (2012) nos hace cuestionar nuestros parámetros para medir e identificar la riqueza: una pequeña niña malviviendo en una zona marginal del sur de los Estados Unidos muestra tal poder de imaginación que ya quisiera para sí cualquier escritor con doctorados en literatura.
La película dirigida por Benh Zeitlin fue nominada en cuatro categorías en la entrega 85 de los premios Oscar: Mejor película, mejor director, mejor actriz por la jovencísima Quvenzhané Wallis y mejor guion adaptado.
La cinta me recordó El Laberinto del Fauno: una pequeña niña se presenta como puente entre dos mundos, el real y el fantástico. Hushpuppy es una niña extremadamente inteligente que hace interpretaciones complejas a partir de datos simples de la realidad. Tiene el ojo del escritor que asocia todo lo que ve como parte de una trama de una historia trascendente.
Es muy recurrente en literatura aprovechar la “mirada extrañada” de un protagonista para observar de manera más rica una realidad simple o cruel.
La vida es infinitamente más rica que la estrecha visión que separa a las personas en clases sociales: una niña que vive en un arrabal desastroso puede tener más imaginación que un niño que vive en un apartamento de clase media o en una mansión.
No existe historia o cuento que no enfrente un protagonista con un conflicto que lo termina transformando. De hecho lo que hace el protagonista para vencer sus limitaciones u obtener lo que desea lo convierte en héroe de su historia personal.
Si quieres contar una historia con influencia universal concéntrate en la particular vida de un personaje en convivencia con su entorno: en una gota de agua de mar se encuentran todas las características presentes en un océano.
Las preguntas que se hace Hushpuppy son las mismas que se hace un ejecutivo en Nueva York o un autobusero en Lima: las preguntas eternas que laten en la conciencia del hombre son la llama de los cuentos y por eso llenamos las salas de cine y devoramos libros; queremos recobrar la experiencia de sentarnos alrededor de una fogata para escuchar al chaman contándonos leyendas.

La madre
Definitivamente la figura materna marca el accionar de la protagonista de Beasts of the Southern Wild. Tal es así que en su mente la escucha cuando observa uno de sus vestidos y la opción de buscarla siempre está presente.

Todo héroe de literatura busca conseguir un objeto mágico o rescatar una princesa: Hushpuppy mantiene en su destartalada casa los objetos de su madre y no se amilana en nadar en su búsqueda cuando ve destruido lo que considera su hogar.

La madre de Hushpuppy encarna un arquetipo femenino dual: es la amazona pero también la Venus; es decir, es una guerrera y a su vez es la amante ideal. En este caso no se utilizó el arquetipo femenino de la madre o de la virgen: incluso cuando la trabajadora sexual acoge por momentos a Hushpuppy no lo hace para protegerla de forma maternal sino para prepararla para lo difícil de la vida, como un soldado que se enfrentará a una guerra.

El padre
Por su parte la figura paterna y masculina se muestra en en minusvalía con respecto a lo poderoso de la figura femenina, no sólo de la madre sino de la propia niña.

Me parece sumamente curioso el hecho de que una niña tan pequeña tuviera su propia casa a parte de la de su padre. Todo parece funcionar de manera diferente en “La Tina” lo que permite que la frontera entre realidad y fantasía sea permeable.

El padre es el vehículo por medio del cual Hushpuppy vence su temor a la muerte: ella cree que si rompe algo su universo colapsará, pero logra superarlo gracias a su padre que le prohíbe llorar si muere porque “cuando alguien parte, en otro lugar le dan la bienvenida”.

La casa
El hogar es la cueva mítica donde atávicamente nos sentimos seguros y es un reflejo o metáfora del universo. Como uno de los temas que late por debajo del film es lo frágil del equilibrio de la naturaleza y lo intrincado de las relaciones entre sus componentes, la casa resulta ser un lugar simbólico sobre el cual se estructura la historia.

A la protagonista le obsesiona la idea de ser responsable de la estabilidad del universo hasta tal punto que le pide perdón a su madre imaginaria por creer haber roto algo y esto haber producido la enfermedad de su padre.

La casa es tan importante que de hecho la película inicia con una impactante imagen del hogar de Hushpuppy mostrando lo aterradoramente vulnerable que es.

El Uro
Todo héroe requiere de un villano a vencer para que se conforme efectivamente la trama de la historia. En el caso de Beasts of the Southern Wild, la joven Hushpuppy tendrá que enfrentarse con un toro salvaje prehistórico.

El Uro encarna los temores de la protagonista específicamente con respecto al tema de la muerte. La inocencia infantil de Hushpuppy hace que cree que sus acciones son las causantes del resquebrajamiento del orden natural del universo y que será castigada por ello.

El Uro funciona como una especie de Minotauro que se encuentra al acecho en el intrincado laberinto del mundo de la Tina.

En la historia todo hace referencia al universo. La “chamana” del grupo llega a decir que todos –animales y humanos- son sólo “carne” que son engullidos por el universo. Esta relación tan estrecha entre animales y humanos refuerza la idea de lo interrelacionado que están los ecosistemas y el efecto negativo del accionar del hombre sobre el frágil equilibrio de la naturaleza.

El título de la película nos da una pista sobre el enfoque que el autor le da a la relación animal-hombre. Cuando se ve cómo come Hushpuppy y su padre le dice que comparta el alimento con el perro, se observa como las distancias entre animales y humanos se acortan: todos somos carne.

Hay una sutil religiosidad en la relación con los animales cuando al inicio del film la protagonista reflexiona sobre el lenguaje misterioso de los corazones.

Pero esta sutileza se confronta con la brutalidad de la sobrevivencia: “Si mi padre no aparece me tendré que comer a mis mascotas”, piensa Hushpuppy preocupada por la ausencia de su progenitor.

El film ataca la soberbia humana de creernos superiores a los animales. La protagonista lo deja muy claro: Si los Uros hubieran sobrevivido a la glaciación ella no sería Hushpuppy sino un desayuno.