Por
@Joaquín_Pereira
Estamos
en el umbral de una nueva forma de humanidad donde la comunicación se basará únicamente
en la verdad y el amor. Antes de que eso se perciba de forma habitual estamos
pasando por la fiebre del crecimiento, como el niño al que le crecen los
huesos.
En
la película Disconnet (Henry Alex Rubin, 2012)vemos ejemplos de esa fiebre en el uso
inadecuado de las redes sociales: bulling, phishing, pornografía infantil…
Todos
esos males ya existían antes de Internet, ahora sólo se han potenciado por el
vertiginoso poder que tienen las comunicaciones multimedia para colapsar
espacio y tiempo en un click.
Pero
también vemos rastros de humanidad que perviven en el mundo virtual, como el
mostrado en la película con las redes sociales de apoyo a personas que
atraviesan duelos.
No
debemos tratarnos con tanta dureza al pensar que la humanidad está perdida y no
hay esperanza de conformar una sociedad más benévola. Sólo estamos creciendo y
en el camino cometemos errores.
En
poco tiempo las relaciones virtuales serán tan transparentes y seguras como lo
puedan ser las cara a cara. Habrá siempre quien quiera dárselas de vivo y
apueste por la mentira, pero como sabemos ésta tiene las piernas cortas y en el
acelerado proceso de verificación de las redes electrónicas sus pasos serán
cada vez más torpes: la verdad será nuestra única opción.
Sí
padres, mientras dura la fiebre la mejor recomendación es soltar el celular por
unos minutos e ir a conversar con tus hijos: crecen rápido y son vulnerables a
los peligros del mundo virtual. Recuerda que un abrazo a tiempo bastará para
evitar un adulto conflictuado en el futuro.
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