miércoles, 12 de julio de 2017

The slap: Tratando de hacer permanente lo volátil



Por @Joaquin_Pereira

Conocemos a alguien y sentimos de inmediato esas mariposas en el estómago –puede ser un lugar común pero es así como se siente, qué se le va a hacer-, y en el mejor de los casos somos correspondidos en nuestro sentimiento. 

Entonces qué hacemos; tratar de congelar ese momento mágico en la hielera para tratar de que no caduque. Queremos tratar al amor como si fuera un fósil cuando en realidad es una energía muy sutil que no se queda quieta y le aterra verse atrapada.

Cuando se ama lo que para otros puede ser un sacrificio para nosotros se hace ligero, pues es la oportunidad de brindarnos a nosotros mismos a la persona amada. Pero si el amor se ha alejado de la relación todo lo que se hace por compromiso nos va matando de a poco.

Como para que nos quede claro la serie australiana The slap (2011), basada en la novela de Christos Tsiolkas, nos da literalmente una bofetada para que despertemos presentándonos varias relaciones de pareja en plena crisis. Ver cómo algunas pueden retomar el amor, otras seguir atrapadas en su incomodidad y otras liberarse, nos señalan las diversas alternativas a las que nos enfrentamos en nuestras propias relaciones.

Los affaires: ¿la solución?

Mientras estemos vivos volveremos a sentirnos atraídos por alguien. Pero qué pasa cuando esto sucede mientras estamos comprometidos con una relación. Algunos optan por arriesgarse en una doble vida, sumiendo a las tres partes del triángulo en una situación poco gratificante. Por muy excitante que sea una aventura, si la mantenemos oculta nos hará sentir vacíos, y nadie se merece eso.  

Ojo, la opinión anterior sólo la dirijo a mi propia persona. Es estúpido intentar decirle a otro cómo debe llevar su vida. Lo que funciona para unos no necesariamente encaja a todos. No podemos juzgar nunca la vida de los otros, cada quién hace lo mejor que puede con lo que tiene. Para entender a alguien ponte en sus zapatos.

8 puertas de entrada a un mismo universo

The slap me recordó la novela corta de Gabriel García Márquez La Hojarasca, donde una historia es contada desde varias perspectivas. En 8 capítulos 8 personajes nos mostrarán sus vidas unidas por un hecho aparentemente trivial, la bofetada de un adulto a un niño malcriado en medio de una parrillada. 

No es casual que el evento que convoca a los personajes sea la fiesta para celebrar los 40 años de uno de ellos. Comúnmente es en a esa edad donde los hombres sobre todo, pero también las mujeres, sufren lo que se llama la crisis de la mediana edad o más literariamente el “demonio del mediodía”, ese momento de nuestra existencia donde nos cuestionamos seguir con la vida como la hemos llevado o decidimos darle un giro radical. 

Seguir a nuestro corazón

Mantener una relación sin amor o un trabajo al que odiamos es un infierno. Deberíamos guiarnos más por nuestro corazón que por nuestro cerebro. No es casual que muchas de las enfermedades que sufrimos respondan a que hemos perdido la alegría de vivir. 

Lograr dedicarnos a la actividad que más amamos y estar con aquella persona que nos eleva tan solo con su presencia nos hace jóvenes a cualquier edad. Lo contrario es sentirnos jubilados y presos. 

Algunas veces el mejor tributo que se le puede dar a una persona que en algún momento significó algo importante en nuestras vidas es decirle “ya no te amo”. Aunque duela, ambos merecen apostar por disfrutar su existencia a tope y no en la mediocridad de una relación por obligación o peor por resignación.

Tomar la decisión no es fácil pero contamos con un aliado, nuestro corazón. Si retumba de alegría es que se encuentra a gusto, si no lo veremos morir poco a poco. Es nuestra mejor brújula.

Definitivamente me identifico con el personaje de Anouk en la serie The slap cuando ante la ruptura con su última pareja decide escuchar a su corazón y se dice a sí misma “Entonces escribe, demonios”. 

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