miércoles, 28 de junio de 2017

Miss Violence: el grito como opción al suicidio






Por @Joaquin_Pereira

“Por el camino entramos encubierto
mi guía y yo, buscando el claro mundo;
y, sin querer descanso, a descubierto
subimos, él primero y yo segundo;
y entonces pude ver las cosas bellas
que el cielo da, por un hueco rotundo
y otra vez contemplamos las estrellas”.
Divina Comedia, por Dante Alighieri
Canto XXXIV – final del Infierno

Toco el timbre. El porche de la casa está impecable, las paredes blanquísimas, las baldosas del piso recientemente colocadas. Abre la puerta y me extiende su mano en muestra de saludo. La tomo y me estremezco: son sólo huesos cubiertos con un pergamino seco y arrugado. Esa mano ya no tiene vida. Esa mano me perseguirá durante años como una pesadilla recurrente. Hasta hoy.

Fui a su casa porque días atrás me escuchó en la plaza del pueblo comentarles a unos amigos que ese mes iniciaba clases en la Universidad Simón Bolívar. Se acercó y me ofreció regalarme un libro de matemáticas.

Le agradecí el obsequio y me marché con una angustia en el pecho que no sabía identificar a qué se debía. Entonces no sabía que era ser empático y lo ejercía sin licencia. 

Días después lo observé entrar en la iglesia con una amiga de su edad. No sé cómo llegué a estar cerca de ella cuando le comentaba a otra señora que estaba llevando a su amigo a misa porque llevaba tiempo sin poder conciliar el sueño, perseguido por extrañas voces en su mente.

Ni la casa recientemente acondicionada y perfecta, ni las oraciones en la misa dominical lo ayudaron. Se suicidó. 

Y el libro de matemáticas que me regaló antes de morir para mí ha significado una especie de maldición que me persigue. Pareciera como que me entregó un mensaje oscuro: “No importa lo que hagas ni las vueltas que le des para escabullirte. Tú también te vas a suicidar como yo tarde o temprano. No podrás escapar”.

***

Volví a recordar a aquel viejecito que se suicidó cuando apenas yo despertaba a mi vida adulta el día final del Reto 7x7 Circle of Hell, en el que por una semana observé siete historias que parecieron dirigidas por el mismísimo Plutón –para los neófitos de la astrología les digo que este antiguo planeta degradado es el que saca a la luz todos nuestros temores para una vez expuestos trascenderlos.

La película que puso fin a esta experiencia se titula Miss Violence(2013), del director Alexandros Avranas, y es una de las piezas del nuevo cine griego que está marcado por subvertir los convencionalismos.

La cinta inicia con el undécimo cumpleaños de una chica, que luego de bailar el vals con su abuelo decide lanzarse por el balcón. La historia irá develando con pistas dosificadas qué la llevó a tomar esta decisión con una sonrisa en el rostro.

El caso del viejecito de la mano de pergamino no fue el único suicidio cercano que he tenido en mi vida. El padre de un buen amigo, una prima, el hijo de una conocida,… la decisión de desconectar el cable del videojuego que nos conecta con esta vida ha sido una opción que he presenciado varias veces cuando alguien siente que se les ha agotado las opciones.

***

En varias oportunidades he sentido como el agua se acerca a mi cuello mientras mis piernas parecieran ser jaladas por ladrillos amarrados. La opción del suicidio no sólo ha atravesado mi mente varias veces sino que ha sido sugerida por figuras cercanas en las que supuestamente debía confiar.

Cada vez que he pensado en suicidarme recuerdo la mano apergaminada de aquel viejito que mató a las voces que lo atormentaban con un balazo. Y me digo: “No, no lo voy a hacer. No me da la gana. No se lo voy a poner tan fácil a la vida. Si me quiere matar que lo haga ella. Debe haber otra opción”.

***

Buscando resetearme cuando cumplí cuarenta años, decidí recorrer el Camino de Santiago en 2013. Uno de los mayores miedos que quería enfrentar era precisamente el del miedo a la muerte. 

En varios recodos del trayecto me topé con cientos de pequeñas cruces dejadas por los peregrinos. Para no agobiarlos con detalles –les invito a vivir la experiencia- recibí una doble respuesta a mi inquietud: 

“Sí, tu cuerpo inexorablemente morirá pero tú no lo harás, tu seguirás vivo cuando te despojes del vehículo con el que te mueves por este mundo, como si de una camisa vieja se tratara”. 
  
Mi peregrinaje en aquella oportunidad finalizó en la Catedral de Santiago de Compostela. No pude continuar mi caminata como lo deseaba hasta la orilla del mar en Finisterre para quemar las ropas usadas durante el trayecto,  porque mi vuelo partía el día siguiente. Desde entonces se dónde me gustaría suicidarme. 

***

En los últimos años Venezuela atraviesa la mayor crisis de su historia, encarnando como si de una obra de teatro se tratase la primera parte de la Divina Comedia de Dante Alighieri: El infierno.

Al igual que en la película Miss Violence, en el país se intenta mantener controlados a sus habitantes a través del acceso a los alimentos y bienes básicos de subsistencia. 

Varias voces insisten en que me vaya, que me convierta en un extranjero, en una especie de zombi sin alma, que aquí ya no hay vida para mí. Lo siento como una invitación al suicidio: ¿O acaso no es eso alejarse de lo que más amas? 

No, no voy huir ni de mi vida ni de mi país. Mi suicidio será en Finisterre, eso ya lo he decidido. La fecha en que me mudaré de país o de planeta la pongo yo.

***

¿Entonces cuál es la opción al suicidio? Como periodista sé que hay una sola: el grito. Sí, como él título de aquellas cuatro pinturas de Edvard Munch. Tanto en tu vida personal o como ciudadano de un país la única opción al suicidio y a la espiral del silencio es el grito.

Las feministas tenían razón: Lo privado debe ser público. La única forma de que tus tragedias no te ahoguen dentro de casa es abrir la puerta para que entre el aire. Ese fue el error de las víctimas en la película Miss Violence: dejar la puerta cerrada.

Darte cuenta que no eres un bicho raro y que lo que te sucede le ha pasado a miles antes que a ti, incluso cosas peores, te puede ayudar a reubicar tus referencias y ayudarte a sortear los escollos con la esperanza de que la marea baje y puedas desatar los ladrillos que has amarrado a tus piernas.

El grito. Expresarle al mundo que ya no soportas más la presión es la única opción que veo al suicidio, ese silencio definitivo.

Como escritor tengo la fortuna de poder sacar a los monstruos que como aliens se encuban en mi interior para observarlos a distancia en un papel. Es mi particular forma de gritarle al mundo que no pudo conmigo. Cada historia que escribo es, al final del día, un suicidio postergado.


Post crónica

  • Se han observado comportamientos suicidas en Salmonella que, en un intento de vencer a las bacterias rivales, activa una respuesta inmunitaria que también acaba con una parte de ellas.
  • Las hormigas Forelius pusillus también llevan a cabo una defensa suicida: cada tarde, un pequeño grupo de hormigas abandona la seguridad del nido y cierra la entrada desde afuera.
  • Ciertos tipos de parásitos inducen cambios o incluso comportamientos suicidas en sus huéspedes.
  • Cuando es amenazado por un coccinélido, el Acyrthosiphon pisum puede explotar, esparciendo y protegiendo a otros de su misma especie y, algunas veces, matando al depredador.
  • Ciertas especies de termitas también explotan, produciendo una secreción pegajosa a manera de defensa.



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  • Algunos puntos de referencia se han hecho conocidos para sus altos niveles de intentos de suicidio. Estos incluyen: el metro de Londres, el puente Nusle de Praga, el cabo Beachy de Eastbourne, el viaducto Principe Edward de Toronto, el Salto de Tequendama en Colombia, The Gap en Sídney, las cataratas del Niágara, el puente Golden Gate en San Francisco, el puente de Nankín sobre el río Yangtsé, un peñón conocido como la Piedra Feliz de Valparaíso177 y el monte Mihara en Izu ?shima.
  • Para el 2010, el puente Golden Gate sumaba más de 1300 muertes por suicidio desde su construcción en 1937.
  • En otros lugares se han construido barreras para evitar los suicidios, por ejemplo, la Torre Eiffel de París, el Empire State de Nueva York o el puente de la bahía de Sídney.



Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Suicidio

 El grito -- Edvard Munch

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