lunes, 12 de junio de 2017

Pride: Defender nuestros derechos no es cuestión de azar



Por @Joaquin_Pereira

A muchos les preocupa las armas de destrucción masiva, cuando no se dan cuenta que en la sala de su casa o peor aún dentro de su propia recamara mantienen encendido el televisor que los bombardea a diario con programas de adormilamiento masivo. La norma es no pienses, distráete. 

Llegamos a tal punto de debilidad ciudadana que estamos satisfechos con sólo firmar propuestas aleatorias en Facebook –los he visto firmar en pro de la defensa de la tundra siveriana y al mismo tiempo abandonar a sus mascotas- o votar cada cierto tiempo mara mantener en pie una seudo-democracia.

Esperamos que se detalle en una ley la descripción de nuestros derechos, pero nos mantenemos pasivos a la hora de defenderlos. 

Henry David Thoreau lo expresó con una claridad meridiana en un discurso pronunciado en 1848 sobre el deber de la desobediencia civil: “Hay muy poca virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud, será porque les es indiferente la esclavitud o porque sea tan escasa que no merezca la pena mantenerla. Para entonces ellos serán los únicos esclavos”. 

Para defender nuestros derechos hay que despertarnos del letargo que provoca las masas en nosotros. Que si seguimos al rebaño terminaremos pisando excremento. 

Esto lo entendió un grupo de activistas LGBT –lesbianas, gais, bisexuales y transgéneros- en la Inglaterra de 1984, que se solidarizó con la lucha que por un año ejercieron los mineros del país buscando reivindicaciones laborales. 

La odisea de este grupo es lo que se muestra en la película del Reto 7x7 LGBT correspondiente al día 6. Se trata de Pride(2014) del director Matthew Warchus.

Aquellos que han sido odiados por todos, incluyendo su propia familia, por querer expresar su sexualidad con libertad, pueden entender muy bien el dolor de quienes son atacados por otras múltiples razones, incluyendo las políticas. 



El protagonista de Pride está basado en Mark Christian Ashton, un joven gay que inicia la recolección de fondos por parte de la comunidad homosexual para apoyar a los mineros. Fue una especie de cometa que brilló por corto tiempo pero cuya estela aún nos acaricia por el bien que sigue brindándonos. El virus de inmunodeficiencia humana se lo llevó con apenas 26 años de edad.



En su memoria se creó el Mark Ashton Trust para recoger dinero para personas con VIH. Para 2007 la ONG había reunido 20.000 £, unos 25.000 $.

Hasta una canción se compuso para celebrar su presencia en el mundo. La balada “For a Friend” del álbum Red del dúo de pop británico The Communards fue escrito en memoria de Ashton. «For a Friend» alcanzó el número 28 de las listas de éxito británicas.






Mark Ashton me recuerda a un querido estudiante que tuve cuando inicié el Taller de Escritura Creativa, Daniel Arzola

Cuando lo conocí era sólo un buen diseñador que vivía en la ciudad de Maracay, del estado Aragua en Venezuela. Con el tiempo se ha convertido en un defensor de los derechos de los homosexuales reconocido mundialmente. Su campaña No soy tu chiste incluso fue expuesta en las estaciones de metro de Buenos Aires Argentina.

Sí una voz en mi interior me convoca a no dejarme apabullar por los que me invitan a tirar la toalla y “seguir mi camino” tratando de que olvide quien soy y lo que amo recuerdo un diálogo de una serie británica llamada London Spy: “Es imposible. Perderemos. Pero vamos a luchar”. No, nunca boto la toalla, y sí, “sigo mi camino”, el que yo mismo me trazo. No dejo mi destino al azar. Soy escritor y decido cada día escribir mi propio destino. 




Sobre el deber de la desobediencia civil 
Henry David Thoreau
Pronunciado inicialmente en enero y febrero de 1848. Publicado en 1849. (*)

Las votaciones son una especie de juego, como las damas o el backgammon (Antiguo juego, sobre un tablero, cuyas piezas los dos contendientes movían según dictaran los dados.) que incluyesen un suave tinte moral; un jugar con lo justo y lo injusto, con cuestiones morales; y desde luego incluye apuestas. No se apuesta sobre el carácter de los votantes. Quizás deposito el voto que creo más acertado, pero no estoy realmente convencido de que eso deba prevalecer. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. Su obligación por tanto, nunca excede el nivel de lo conveniente. Incluso votar por lo justo es no hacer nada por ello. Es tan sólo expresar débilmente el deseo de que la Justicia debiera prevalecer. Un hombre prudente no dejará lo justo a merced del azar, ni deseará que prevalezca frente al poder de la mayoría. Hay muy poca virtud en la acción de las masas. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud, será porque les es indiferente la esclavitud o porque sea tan escasa que no merezca la pena mantenerla. Para entonces ellos serán los únicos esclavos. Sólo pretende acelerar la abolición de la esclavitud el voto de aquel que afianza su propia libertad con ese voto.


(*) Gracias Alejandro Bozo por pasarme el texto de Thoreau.

No hay comentarios:

Publicar un comentario