sábado, 10 de junio de 2017

Un hombre llamado Flor de Otoño: ¿Cuántas horas al día eres tú mismo?


Por @Joaquin_Pereira

Muchos apenas ponen el pie fuera de la cama dejan de ser ellos mismos para intentar encajar en el mundo. Otros ni siquiera tienen el privilegio de ser libres durante sus horas de sueño porque duermen con el enemigo. 

La pareja, los padres, la familia, los jefes y colegas, los líderes religiosos, los gobernantes, los otros… terminan siendo los que dictan su pauta diaria. Temen que si osan ser auténticos se convertirán en parias. 

En una estupenda serie policial inglesa llamada River, su protagonista lo llega a expresar muy claramente: “Me gusta estar solo. No necesitas fingir cuando estás solo”.

De esto trata la película del día 4 del Reto 7x7 versión LGBT, Un hombre llamado Flor de Otoño(1978) del director Pedro Olea. Una de las primeras películas de temática homosexual de la España de la transición.

El protagonista es Lluís Serracant, un abogado que defiende durante el día a sindicalistas y por las noches actúa como travesti en el bar Bataclán –sí, del mismo nombre que aquel de los atentados en París del 2015.

La historia está basada en un abogado laborista gay que lideró a un grupo de izquierdistas en la Barcelona de los años 20 del siglo pasado y participó en un atentado contra Miguel Primo de Rivera, militar español que fue dictador entre los años 1923 y 1930.



Al inicio de la película Lluís frente al espejo donde se maquilla para su próximo espectáculo llega a afirmar que daría con gusto diez años de su vida si pudiera pasar un día entero siendo él mismo.

Mientras escribo esta especie de reseña con toques de catarsis personal, en las calles de Venezuela siguen muriendo venezolanos en protestas contra la dictadura. Esta semana le tocó a un joven de 17 años. A él le quitaron con una bomba lacrimógena lanzada contra su pecho la oportunidad de descubrir quién era en realidad y mostrárselo al mundo. 

Su muerte debería ser una bofetada que nos despierte y nos haga de una vez por todas dejar de fingir para intentar encajar en una sociedad enferma. Cada uno de nosotros somos la pieza única de un rompecabezas que sólo podemos encajar en nosotros mismos.

Sí, cuando mostremos nuestro verdadero rostro algunos familiares, “amigos” y colegas se nos caerán y tendremos que dejarlos seguir su camino. Al ser auténticos ganaremos en primer lugar conquistar al ser más importante de nuestras vidas: nosotros.

¿Quién eres realmente? Toma una hoja en blanco y escribe una lista de tus prioridades. Luego reordénala colocando al inicio lo que te haga sentir más a gusto, libre y expansivo. Ve dejando al final de la lista todo aquello en lo que sientas debes fingir. 

Al ir ejecutando tu nueva lista te darás cuenta que las horas del día en la que realmente estás vivo aumentan. Si quieres buscar una motivación piensa en todos los caídos luchando por la libertad de su país que ya no podrán mostrar su rostro al mundo. Hazlo tú entonces en homenaje a ellos.

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