lunes, 26 de junio de 2017

Hedwig and the Angry Inch: Nuestra mayor herida nos hace brillar


Por @Joaquin_Pereira

“Por mí se va a la ciudad doliente,
por mí se va al eternal dolor,
por mi se va con la perdida gente.
Fue la justicia quien movió a mi autor.
El divino poder se unió al crearme
con el sumo saber y el premio amor”.
Divina Comedia, de Dante Alighieri.
Infierno –- Canto III


El séptimo círculo del infierno, como se describe en la Divina Comedia de Dante Alighieri, tiene un guardián en jefe muy especial: Quirón. Según la mitología griega es un centauro hijo de Crono y de Fílira, una hija de Océano. Llegó a ser muy sabio en diversas artes y tutor de varios héroes destacados: Aquiles, Asclepio, Jasón, Aristeo y Acteón. Pero Quirón guarda un secreto, oscuro, doloroso: Una herida mortal que no puede sanar.

En Astrología se le ha dado el nombre de Quirón a un asteroide. Según la posición en la que se encuentra en nuestra carta astral al momento de nuestro nacimiento nos señala una herida que nos costará sanar a lo largo de nuestra vida pero que paradójicamente coincide con nuestro mayor talento para brindar a la humanidad.

Si tuviera que escoger algún protagonista de película que simbolice a Quirón escogería al de la cinta Hedwig and the Angry Inch (1998), cuyo guión fue escrito por John Cameron Mitchell y la banda sonora y música dirigida por Stephen Trask.

La vi recientemente como parte del Reto 7x7, versión Circle of Hell: siete películas en una semana que muestran el lado más oscuro de la humanidad. 

El protagonista de esta cinta usa como nombre artístico Hedwig y según explica Mitchell no es una mujer trans, sino un personaje genderqueer: "Es mucho más que una mujer o un hombre".

Para poder escapar del lado comunista de Alemania -cuando un muro dividía a ese país en dos durante la Guerra Fría-, se practicó un cambio de sexo no muy bien logrado, quedando con una cicatriz o protuberancia que lo diferenciaba tanto de hombres como de mujeres. Ese era la herida que no podía curar al igual que la de Quirón.

Fue precisamente por esa herida que en un momento en la fue abandonada por todos decidió colocarse una peluca y convertirse en una estrella punk rock. Impulsada por su herida logró encontrar un talento que la hizo brillar. 

Al inicio de la película Hedwig resume así su tragedia en una canción: “Vengo directamente de la mesa del quirófano, como Lázaro de la fosa. Ahora todo el mundo quiere darme puñaladas y decorarme: Sangre, graffiti, y escupitajos. Enemigos y adversarios intentan derribarme”.

Pero el camino que lleva a la aceptación de nuestra herida personal y a su trascendencia no es fácil, de hecho es muy doloroso, y a lo largo de él mismo se presentan determinadas personas que la activan. 

Hedwig en la cinta nos muestra un rollo de papel tualé: “Recientemente encontré mi primer diario, de 2 a 6 años. Estaba completamente ilustrado. Según desenrollaba las páginas –padre, Jesús, rokeros, Hitler-, me di cuenta de que mucha gente me había influido en mi camino a este escenario esta noche”.

Como Hedwig todos tenemos una lista de personas que nos han hecho daño a lo largo de nuestra vida, pero si nos detenemos a reflexionar en lo que somos en la actualidad y en nuestros logros nos daremos cuenta que esas personas precisamente fueron las que nos sacaron de nuestra zona de confort y nos impulsaron a alcanzar nuestros sueños. 

Si fuéramos realmente justos deberíamos buscar a esas personas y agradecerles habernos lanzado su mierda porque una vez limpiados de ella hizo brillar nuestros mejores talentos, que quizá se mantendrían dormidos si no fuera por ellas.   

***
La literatura es una buena forma de trascender nuestra herida primordial para poder vivir con ella sin sucumbir en la desesperación. Los escritores tenemos la ventaja de transmutar nuestros dolores en historias y la catarsis que eso produce no sólo nos sana a nosotros sino que puede conectar con lectores que se sientan identificados con nuestro dolor.

El protagonista de Hedwig and the Angry Inch lo hace mediante una canción titulada "The Origin of Love", basada en el discurso de Aristofanes en El banquete de Platón:

“Cuando la tierra todavía era plana y las nubes eran de fuego. Y las montañas se estiraban hasta el cielo; a veces aún más alto. La gente vagaba por la tierra rodando como inmensos barriles. Tenían dos pares de brazos. Tenían dos pares de piernas. Tenían dos caras mirando desde una cabeza gigante. Así podían ver todo a su alrededor. Hablaban mientras leían. Y nunca supieron nada del amor. Era antes del origen del amor.”
“Entonces había tres sexos: uno que parecía dos hombres pegados por la espalda, se llamaban los hijos del Sol; y similares en forma y contorno, eran las hijas de la tierra, parecían dos mujeres enrolladas en una; y los hijos de la luna, parecían un tenedor metido en una cuchara, eran parte Sol, parte Tierra, parte hija, parte hijo. El origen del amor”.
“Entonces los dioses comenzaron a asustarse de nuestra fuerza y nuestro desafío. Y Thor dijo: “Voy a matarlos a todos con mi martillo igual que maté a los gigantes”. Pero Zeus dijo: “No, major déjame, usar mis rayos como tijeras, como cuando le corté las piernas a las ballenas, y convertí a los dinosaurios en lagartos”. Entonces agarró varios relámpagos. Soltó una carcajada. Dijo, “los partiré por el medio. Los cortaré por la mitad”. Y nubes de tormenta se juntaron en lo alto. Se hicieron bolas de fuego. Y entonces cayó fuego. Disparado desde el cielo en relámpagos como los filos brillantes de un cuchillo. Y rasgando la carne de los chicos del Sol, de la Luna y de la Tierra. Y un dios indio, coció la herida como un agujero, y formó nuestros ombligos, para recordarnos el precio que pagamos. Y Osiris y los dioses del Nilo formaron una gran tormenta y luego un huracán que nos dispersó en una corriente de viento y lluvia. Un mar de olas gigantes que nos llevaría por delante. Y si no nos comportamos nos cortarán otra vez, y andaremos por ahí saltando en un solo pie, mirando con un solo ojo.”.
“La última vez que te vi, acabábamos de partirnos en dos. Tú estabas mirándome. Yo estaba mirándote. Tenías algo tan familiar que no pude reconocer, porque tenías sangre en tu cara. Yo tenía sangre en mis ojos. Pero podía jurar por tu expresión que el dolor en tu alma era el mismo que el mío. Es el dolor que corta en una línea el corazón. Lo llamamos amor. Nos abrazamos. Intentamos volver a estar unidos. Estábamos haciendo el amor, haciendo el amor. Fue en una oscura y fría tarde hace mucho tiempo; por la poderosa mano de Júpiter. Fue una triste historia como con convertimos en solitarias criaturas de dos piernas. La historia del origen del amor. Ese es el origen del amor”.

***

Como Hedwig podemos echar la vista atrás y aceptar que todo lo que nos ocurrió, hasta lo más oscuro, era la pieza perfecta del rompecabezas que nos conforma: “Miro atrás de dónde vengo”, canta Hedwig. “Miro la mujer en la que me he convertido, y las cosas más extrañas de repente parecen una rutina.”. “De pronto soy esta estrella punk rock de la escena y la pantalla, y nunca, nunca volveré atrás”.

Nuestras cicatrices terminan formando parte del concepto general de lo que somos, sin ellas no seriamos los mismos. Quizá seriamos peores. “Estoy hecha de remiendos. Un corte reincidente, un mapa de cicatrices en mi cuerpo. Y puedes seguir las líneas a través de diseños de la desgracia de ese mapa que cruza mi cuerpo. Un collage”, canta Hedwig. 

Es inevitable que hagamos un inventario de nuestros agresores. Sus golpes han dejado huellas imborrables en nuestra piel. “Ahora todo el mundo quiere darme puñaladas. Me cortaron en pedazos: le di una parte a mi madre, le di una parte a mi hombre, le di una parte a la estrella de rock,… tomó todo lo bueno y huyó”, canta Hedwig. 

***
En el proceso de intentar sanar nuestra herida primordial creemos que lo haremos encontrando nuestra “alma gemela”, ese ser que formaba parte de nosotros y que los dioses alejaron para que luego nos reencontráramos. Pero la vida viene y nos cachetea una y otra vez en cada relación fallida. Pareciera que no existe un ser predestinado para nosotros. 

Así se los explica el personaje de Tommy a Hedwig al final de la cinta: 

“Perdóname porque no supe. Porque yo sólo era un chico. Tú eras mucho más. De lo que cualquier Dios podía planear. Más que una mujer o un hombre. Ahora entiendo todo lo que saqué de ti. Que cuando todo se viene abajo, tú lo levantas del suelo. Enseñas lo que esta ciudad tiene de hermoso y nuevo. Piensas que la suerte te ha puesto ahí. Pero quizá no hay nada en el cielo excepto aire. Y no hay ningún diseño místico, ningún amante cósmico pre asignado. No hay nada que tú descubras, que no pueda ser descubierto. Porque por todos los cambios por los que has pasado parece que el extraño eres siempre tú. Sólo en alguna pequeña ciudad cruel”.

***
Finalmente, luego de mucho transitar, siendo derribados una y otra vez sobre nuestra nuestra herida esencial, caemos en cuenta que no debemos colocar nuestra felicidad fuera de nosotros mismos, en ninguna otra persona. 

Así lo canta Hedwig: “Respira. Siente. Ama. Ofrece. Libera. Sabes que dentro de tu alma igual que tu sangre conoce el camino, desde tu corazón hasta el cerebro. Sabes que estás entero. Y brillas como la estrella más brillante. Una transmisión en la radio de medianoche. Y giráis como un disco, una bailarina bailando tu rock and roll… Todos los inadaptados y perdedores, sabéis que sois rockeros girando en torno a vuestro rock and roll”.



Hedwig and the Angry inch -- Neil Patrick Harris -- Playlist

No hay comentarios:

Publicar un comentario