viernes, 17 de agosto de 2018

Self Criticism of a Bourgecis Dog: La restricción creativa




Cuando estudié fotografía en el taller de Roberto Mata en Caracas volví a notar que sufría de claustro fobia. Lo supe cuando hacíamos ejercicios con el formato cuadrado. Me sentía inmediatamente ahogado. Es por eso que tendí a trabajar el formato panorámico y la fotografía documental, esta última para que me sacara de los estudios y las poses y me llevara a la calle donde se desarrolla la vida con todo su caos y su maravilla. 

Esto lo recordé al ver la película alemana Self Criticism of a Bourgecis Dog (2017), del director Julian Radimaier, en el ciclo de Cine de Verano Indie proyectado en el centro cultural Matadero en Madrid.. Creo que es la primera película que veo que está concebida y presentada en formato cuadrado. Me sentí como si la estuviera viendo en Instagram en un celular gigante o en aquellas máquinas de los bares del lejano oeste norteamericano donde los hombres y los niños coleados observaban secuencias de mujeres sacándose las medias o el brasier. 

Desde las primeras escenas me di cuenta que el director logró romper con las restricciones de ese formato a punta de creatividad. Esto se nota sobre todo en las escenas del museo donde logra profundidad y diversos planos. 

En mi taller de escritura también uso la técnica de la restricción creativa, sobre todo en el nivel 2.0, cuyas pautas de escritura presentan exigencias precisas de las que el alumno no puede liberarse. Esto paradójicamente desata la imaginación de los talleristas y los libera del típico bloqueo del escritor ante la página blanco y el terrible “tema libre”.

Pareciera que el cerebro humano funciona mejor cuando le das parámetros concretos sobre los que enfocarse y se mantiene aletargado y disperso cuando le das mucha libertad. 

Esto me hace pensar en algo más trascendente, la razón del dolor en la vida humana y la búsqueda de la felicidad. Todos caemos en la trampa de intentar buscar la felicidad, utilizamos todos los recursos –tarjetas de crédito, drogas, sexo, premios- para tratar de atraparla y terminamos defraudados. Es allí donde aparece el dolor y alas adversidades para hacernos valorar los detalles más pequeños y cercanos a los que no le habíamos prestado atención y que a la larga nos brindan paz –esa felicidad descafeinada de la que nos hablaba el escritor JJ Benítez en esa especie de testamento que es su libro Mágica Fe

Desde que nací viví en un entono con recursos muy restringidos, eso paradójicamente desató mi creatividad. No imagino el desastre de ser humano que sería si me hubieran dado todo que quería desde niño. Quizá sería como uno de mis primos que sólo se levantan para tomar cerveza, contar dinero, bucearse a la hija de la vecina, babearse y volver a dormir. Un horror. 

Sí, continuo disfrutando del formato panorámico y el género documental en la fotografía, pero en cuanto a la escritura estoy tratando de ponerme restricciones para enfocarme y producir una obra coherente y estimulante. Algunas veces los corsés y las limitaciones terminan liberándonos de nuestras indecisiones y nos confrontan a movilizarnos y actuar.  

Por cierto, Self Criticism of a Bourgecis Dog trata de un cineasta transformado en perro que busca sobrevivir recogiendo manzanas mientras espera que le otorguen una beca para producir un guion de una película. Mientras tanto intenta no perder su “branding” fingiendo ante su enamorada diciéndole que no está sólo trabajando en el campo por un salario sino que está haciendo un investigación sociológica para su próxima obra. Mientras tanto conoce a una particular versión de Don Quijote –chino o japonés- y Sancho Panza -flaco-. Y para completar el tinglado aparece entre ellos un monje mudo parecido a San Francisco de Asís. Todo esto mostrado en el aparentemente restringido formato cuadrado. 

¿Te atreves a ponerte el corsé y desatar tu creatividad?  



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