miércoles, 15 de marzo de 2017

The girl on the train: Rescatar nuestro valor



@Joaquin_Pereira

¿Cuántas veces le damos más importancia a lo que los demás opinan de nosotros por sobre nuestra autoconfianza?  Esto fue lo que me pregunté al ver la cinta The girl on the train (2016) del director Tate Taylor basada en la novela del mismo nombre de Paula Hawkins. 
Sé que hay un miedo atávico a que nos saquen de la manada, pero ya es tiempo de aceptar nuestra evolución y decirle a nuestro cerebro réptil que ya lo dinosaurios se extinguieron y que podemos defendernos de quienes pretenden empequeñecernos.
Es terrible sentir el acoso por ejemplo en nuestro sitio de trabajo. Hace años cuando trabajé en una agencia de noticias presencié la presión psicológica que los jefes le hicieron a una compañera por razones políticas; como no podían despedirla le quitaron todas las asignaciones y la obligaban a estar 8 horas sentada en su escritorio sin hacer nada.
Pero si ser violentado en nuestro lugar de trabajo es agotador, sufrir de violencia doméstica puede acercarnos a la locura. Que tus padres o tu pareja te insulten y te manipulen por un techo o un plato de comida es lo más miserable que puede vivirse.
El error de la protagonista fue caer en el alcoholismo. Nuestro error también puede ser sucumbir a la desesperación y generar acciones que tus enemigos utilicen en tu contra. Debemos armarnos de valor, sostenernos de una fe a un ser trascendente o mejor aún a quien seremos en un futuro, para darnos un baño de agua fría, tomarnos un café caliente sin azúcar, botar las botellas de licor y los cigarros,  sostenernos sobre nuestros propios pies y levantar la mirada ante quienes pretenden destruirnos.
Lo más irónico es que si sacamos cuentas, esos que acomodados en sus poltronas, tomando whisky o vino, se llenan la boca hablando mal de ti, no te llegan a los talones y guardan en sus closets más de un cadáver putrefacto. 
Sí, debemos convertirnos en nuestro mejor amigo, en nuestro abogado defensor y no permitir que nos condenen sin siquiera darnos la oportunidad de un juicio justo. Basta de deambular en los trenes de la autodestrucción. Bajémonos en el próximo andén y retomemos nuestra vida. 

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